Carlitos Balá murió en la noche del jueves 22 de septiembre a los 97 años. Y desde las primeras horas de la tarde del viernes fue velado en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desde antes que se abrieran las puertas del recinto, mucha gente se congregó en el lugar para darle el último adiós al querido humorista en el Salón Juan Domingo Perón ubicado en la planta baja, que transcurrió con dolor, respeto y gratitud hasta las 21 horas.
Entre las muestras de afecto de parte de su familia, amigos, famosos y fanáticos que crecieron con sus programas y espectáculos, se vieron numerosas coronas de flores. Entre las más destacadas, las de la Asociación Argentina de Actores, del Ministerio de Cultura porteño, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC).
Los colores que dominaron la despedida fueron el negro, rojo y blanco de las banderas de Chacarita, algunas de ellas con su rostro, ya que Carlitos era un reconocido hincha del equipo de San Martín. También se sucedieron distintos carteles en homenaje y hasta algunos fanáticos llevaron a su propio Angueto, el recordado perro invisible que nunca se quedaba quieto. Uno de las tantas ocurrencias de quien acompañó la infancia de millones de argentinos.
Una de las primeras celebridades que se acercaron a despedir a Carlitos y brindar sus respetos a su familia, en especial a su esposa, Martha Venturiello, fue Laura Franco, más conocida como Panam, quien realizó distintas obras de teatro con el inolvidable creador del Chupetómetro. Minutos después arribó la humorista Costa y con el correr de la tarde Edith Hermida y José María Listorti también se acercaron a la Legislatura para un último adiós, como lo habían hecho antes en el mundo virtual.
Tampoco faltó el interno retro de la Línea 39, un 11 14 reluciente que se hizo presente para despedir de manera simbólica a su pasajero más ilustre. La empresa Santa Fe, propietaria de la línea que conecta Chacarita con Barracas, también acercó una corona de flores. Con el correr de la tarde se sumó una unidad más moderna, con sus luces encendidas y los carteles luminosos con la cara del humorista.
El gestitos de idea, el flequillo eterno, las muletillas invictas al paso del tiempo. A cada rato se activaba el arsenal de recuerdos que surgieron de la cabeza del humorista y se trasladaron de generación en generación. Con el correr de la jornada fue incesante el ritmo de fanáticos que se acercaron al microcentro para devolver un poco de tanta alegría.
Al caer la noche, la periodista Fanny Mandelbaum y el humorista Jorge Carna Crivelli se sumaron a la lista de famosos que despidieron a Carlitos. A las 21, según lo planeado, el cajón fue retirado de la Legislatura en medio de cerrados y respetuosos aplausos de quiénes todavía se agolpaban sobre la calle Perú. La imagen no podía ser más icónica. Las banderas de Chacarita Juniors. Los colectivos de la Línea 39. Hombres y mujeres de todas las edades, con los rostros confundidos por la alegría y la tristeza.
Cuando se apagó el último aplauso, las motos del cuerpo de ceremonial y protocolo de la Policía Federal escoltó el coche fúnebre que trasladó a Carlitos hasta una casa velatoria de la Avenida Córdoba. Allí tendrá lugar la despedida de los más íntimos, aquellos que lo acompañaron el último tiempo para prolongar este día tan triste, en el que la sal tuvo otro sabor.
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