La cosecha de puntos decano, que hace unos días tuvo un parate -la visita a River fue la única vez que no sumó en los últimos 11 partidos-, se reinició ante Arsenal y con su gente: Atlético Tucumán ganó por 1-0, se puso a un puntito de la clasificación a la siguiente fase de la Copa de la Liga y aspira a hacerse un lugarcito en las Copas, de las que quedó a dos unidades.
En la previa, por su chapa pero también por cómo llegaba el rival -golpeado, último en los promedios, último en la tabla anual y con el descenso a la vuelta de la esquina-, ATU era el clarísimo favorito a llevarse los tres puntos. Con el diario del lunes, predicción acertada. No obstante, el trámite estuvo lejos de ser sencillo.
Aun sin ir a buscar con ambición, el Arse le hizo las cosas difíciles al local, que llegó muy poco en los primeros 45’ y cada vez que lo hizo se encontró con las manos de un Alejandro Medina genial. El gol estaba ahí, al alcance, pero el equipo de la dupla Orsi-Gómez no conseguía romper la estructura vistitante. ¿Cómo hizo para lograrlo? Con potrero, y saliendo de uno de los mejores de su 11.
Joaquín Pereyra, portador de la #10, le hizo honor al dorsal tirándole una bicicleta a Chimino y haciéndole morder el anzuelo a Muscia para que le cometa penal. Con aplomo, el enganche de 24 años agarró la pelota y la clavó en un ángulo para salir a gritar junto a los más de 30.000 hinchas que coparon el José Fierro. Para los suyos, su zurda significó un triunfo.
