La declaración, tras una reunión conjunta celebrada el viernes por el Banco Popular de China (PBOC), el principal regulador financiero y de valores del país, se produce en medio de la creciente preocupación de que la crisis inmobiliaria está empezando a extenderse al sistema financiero del país.
China bajó inesperadamente varias tasas de interés clave a principios de la semana pasada en un intento de apuntalar la actividad, pero los analistas afirman que las medidas adoptadas hasta ahora han sido demasiado escasas y han llegado demasiado tarde, por lo que se necesitan decisiones mucho más contundentes para frenar la espiral descendente de la economía.
Los departamentos financieros deben coordinar el apoyo para resolver los riesgos de deuda locales, enriquecer las herramientas para prevenir y resolver los riesgos de deuda, fortalecer la supervisión de riesgos y mantener firmemente la línea de evitar el riesgo sistémico, dijo el PBOC.
A finales de julio, el Politburó chino, máximo órgano decisorio del gobernante Partido Comunista, reiteró su interés en prevenir los riesgos de la deuda de los gobiernos locales y dijo que tomaría una serie de medidas, pero aún no se ha anunciado ningún plan.
Los analistas creen que un paquete de rescate coordinado implicaría probablemente una combinación de canales adicionales de financiación o refinanciación, canjes de deuda y prórrogas de pagos, y posibles reestructuraciones de la deuda.
Los municipios endeudados representan un riesgo importante para la economía y la estabilidad financiera de China, según los economistas, tras años de sobreinversión en infraestructuras, caída en picada de los rendimientos de la venta de terrenos y disparada de los costos para contener el COVID-19.
Las finanzas de muchos gobiernos locales se han deteriorado paralelamente a una grave caída del otrora poderoso sector inmobiliario, que ha provocado que un número creciente de promotores incumplan sus deudas.