Es bien sabido que hay diferentes tipos de relaciones y alguna vez puede pasar que nos hayamos sentido como un “plan B”. Esto es lo que se conoce como “benching”. Aunque este término es bastante reciente, la práctica en sí es tan antigua como las relaciones humanas. En esencia, ocurre cuando alguien nos hace sentir como si estuviéramos en el banco de suplentes en una relación afectiva: nunca somos su primera opción, pero siempre estamos disponible para esa persona.
El término proviene del inglés to bench, que significa “estar en el banco” y se usa en el ámbito deportivo para describir a los jugadores que están en reserva. En el contexto de las relaciones, el benching se refiere a cuando alguien te mantiene en un estado de espera, sabiendo que estarás disponible cuando él lo necesite, mientras sigue explorando otras opciones o no se compromete del todo contigo, señaló la psicóloga española Leticia Martín Enjuto.
En esta práctica, la persona mantiene un contacto mínimo, comunicándose de forma esporádica y breve para que la otra persona no pierda el interés por completo. Sin embargo, no avanza más allá de esas interacciones superficiales. Esta falta de responsabilidad afectiva genera consecuencias negativas para la persona afectada, dejándola en un estado de incertidumbre y desilusión.
El benching es más común en relaciones que apenas están comenzando, ya que estas aún no alcanzaron un nivel de compromiso claro o definido. También es frecuente en parejas a distancia o en aquellas que no viven juntas. Además, según investigaciones, como una publicada en International Journal of Environmental Research and Public Health, en el mundo de las aplicaciones de citas, el benching aparece a menudo junto a otras técnicas como el breadcrumbing o el ghosting.
Es natural preguntarse qué motiva a una persona a tener “en espera” a ese vínculo. En realidad, las razones pueden variar según la persona y la situación, ya que cada relación es diferente. No obstante, algunas de las causas más comunes incluyen:
Manipulación para beneficio propio. A veces, la persona que ejerce benching no busca establecer una relación seria, pero le resulta conveniente mantener un contacto mínimo para obtener algún beneficio, ya sea emocional o práctico, sin comprometerse.
Búsqueda de validación. Para algunos, tener a varias personas interesadas puede ser una forma de alimentar su ego o sentirse valorados. En estos casos, esta práctica actúa como una forma de recibir atención continua, sin el esfuerzo de una relación real.
Inseguridad o miedo al compromiso. A veces, quien hace benching está inseguro respecto a sus sentimientos o tenerle miedo a la idea de una relación más seria. Al no querer perder a la otra persona por completo, opta por mantenerla en un segundo plano.
Existen varios indicios para saber si nos están haciendo benching. Estas señales no siempre aparecen todas juntas, pero su combinación da una idea clara de la situación. Algunos de los signos más comunes son:
Manipulación para beneficio propio. A veces, la persona que ejerce benching no busca establecer una relación seria, pero le resulta conveniente mantener un contacto mínimo para obtener algún beneficio, ya sea emocional o práctico, sin comprometerse.
Búsqueda de validación. Para algunos, tener a varias personas interesadas puede ser una forma de alimentar su ego o sentirse valorados. En estos casos, esta práctica actúa como una forma de recibir atención continua, sin el esfuerzo de una relación real.
Inseguridad o miedo al compromiso. A veces, quien hace benching está inseguro respecto a sus sentimientos o tenerle miedo a la idea de una relación más seria. Al no querer perder a la otra persona por completo, opta por mantenerla en un segundo plano.
Existen varios indicios para saber si nos están haciendo benching. Estas señales no siempre aparecen todas juntas, pero su combinación da una idea clara de la situación. Algunos de los signos más comunes son:
La comunicación es intermitente. Cuando hay un interés real entre ambas partes, la comunicación es constante y sostenida. Una señal de este fenómeno es cuando los mensajes son esporádicos y algo impredecibles (por ejemplo, muy tarde en la noche o solo los fines de semana).
Pone excusas y cancela planes. Una persona que hace benching suele cancelar o posponer planes con frecuencia, a menudo con excusas de último momento. Las excusas suelen ser variadas, desde compromisos imprevistos hasta problemas personales que surgen justo antes de los encuentros.
No hay avance en la relación. Una relación sana tiende a evolucionar con el tiempo. Si después de un período considerable de interacción no sientes que hay progreso o parece que las cosas siguen estancadas en el mismo lugar, puede ser otra señal.
Responde de forma evasiva. Las personas que aplican esta estrategia suelen responder con vaguedad cuando se les pregunta sobre el futuro de la relación o sobre sus sentimientos. Sus respuestas pueden ser ambiguas, lo que genera más confusión que claridad. Las conversaciones, en tanto, suelen ser más superficiales y no tan profundas.
Nos marea. Una característica clave del benching es la inconsistencia. A veces la persona parece muy interesada, te escribe con entusiasmo o muestra mucho afecto, pero de repente se distancia sin explicación.
La disponibilidad es en sus términos. Quien mantiene a otro en reserva suele estar disponible solo cuando le conviene. Esto significa que el contacto, las citas o las interacciones ocurren según su agenda, sin tener en cuenta nuestras necesidades o deseos.
Nos sentimos en segundo plano. Cuando alguien nos está haciendo benching, es común sentir que nunca somos una prioridad en su vida. Siempre parece haber algo o alguien más importante, ya sea el trabajo, los amigos o incluso otros intereses amorosos. A pesar de estar presente en su vida, ocupas un lugar secundario. Es como si siempre fueras el plan B.
Para hacerle frente a la situación e intentar manejarla de manera más saludable posible, podemos:
Reflexionar sobre la relación. El primer paso es reconocer el tipo de relación que mantenemos con esta pareja. Preguntarnos qué tipo de vínculo deseamos tener con esa persona y si eso se refleja en la realidad. Esto ayudará a identificar si la persona cumple con las necesidades y expectativas.
Hablar de forma sincera. Encontrar un momento adecuado para comunicarle cómo nos sentimos. El benching no siempre tiene un trasfondo malicioso; a veces es el resultado de falta de comunicación sincera e incluso de inmadurez.
No forzar la situación. Si después de expresar nuestros sentimientos la persona responde con evasivas, quizá es momento de aceptar que no está dispuesta a comprometerse o a ser transparente. En ese caso, lo mejor es poner límites y considerar decir adiós. Forzar la situación puede llevar a una relación tóxica, donde el desequilibrio y la falta de claridad solo aumentan el estrés emocional.
Apoyarse en los seres queridos. Buscar la ayuda de amigos y familiares durante este proceso. Hablar con ellos sobre lo que estamos viviendo puede ofrecer una perspectiva distinta y ayudar a procesar las emociones.