“Estamos colapsados”, sostuvo Verónica Pérez Ordóñez, coordinadora del área Clínica de la Emergencia del hospital de Niños. Atienden a casi 500 pacientes por día y el 90% son cuadros febriles con sospecha de dengue, detalló. En la actualidad, hay 32 chicos internados y 10 más en la guardia, esperando que se desocupen camas en la terapia para poder ser asistidos allí. En la mayoría de los casos, las internaciones son porque los chicos presentan signos de alarma: hay un solo caso de gravedad, remarcó.
“Atendemos bebés, de muy pocos meses, con síntomas de dengue. Llegan niños con cuadros de deshidratación, con mucha fiebre, con vómitos, cefaleas intensas y mucho dolor”, detalló. Las indicaciones son iguales a las de los adultos: hidratación, paracetamol, reposo y control de los signos de alarma.
“A los chicos les pedimos que no vayan a la escuela para prevenir situaciones de riesgo, sobre todo si en los análisis se comprueba que le bajan las plaquetas o los glóbulos blancos. En estos casos, un golpe puede generar hematoma y sangrado. Son 10 días de reposo”, precisó.
Al ser consultada si cree que es necesario cerrar las escuelas por la gravedad de la epidemia, sostuvo que no debería ser una medida generalizada sino algo para analizar en aquellos establecimientos donde hay grados con muchos casos.
“Lo ideal sería en esos locales escolares con muchos casos cerrar unos días, desinfectar y luego volver a clases”, remarcó. Aconsejó a los padres que cuando sus hijos tengan fiebre los lleven primero a un CAPS o a su pediatra de cabecera. Para prevenir la enfermedad, poner repelente a los niños. Hay productos especiales para los menores de seis meses, detalló. Recomendó poner pastillas en las casas donde hay familiares contagiados, desinfectar y usar ropa larga.
“En general, ante el primer síntoma, los padres buscan ayuda. Hay angustia porque la fiebre es muy alta y no le pueden bajar. Muchas veces el paracetamol no alcanza; hay que ponerles pañitos mojados y bañarlos. Hay que tener paciencia”, recomendó.
La Gaceta