Fernando Burlando dió su alegato repasando las pruebas contra los rugbiers: “Alcanza y sobra para condenar a prisión perpetua”

En un primer turno, la fiscalía pidió la máxima pena para todos los imputados y que se investigue a TIC y Guarino por falso testimonio.

Breve cruce entre Burlando y Tomei

El defensor de los rugbiers, Hugo Tomei, interrumpió el alegato de Fernando Burlando y pidió la palabra para solicitar que su colega sea más fluido y deje de leer. Agregó que se interpuso porque llevaba tiempo notando que el letrado estaba haciendo algo que no es parte de las reglas de esta etapa del debate.

La presidenta del tribunal intercedió salvando la cuestión, pidió que no dialoguen entre las partes y el particular daminificado continuó, pero antes le avisó, como con ironía, al patrocinante de los imputados: “Voy a leer un poquito de la autopsia”.

Para el particular damnificado, la paliza mortal duró 50 segundos

“Esta voraz carnicería se extendió por 50 segundos aproximadamente, ese fue el tiempo que les demandó a los asesinos matar a golpes a Fernando”, lanzó Burlando y habló de “saña”.

 

Los dichos del abogado fueron durante la exposición en cuatro episodios de cómo se cometió el crimen en base a la prueba que se produjo durante el debate. Así, para el particular damnificado, el primer capítulo fue en el interior del boliche, con la “seña de degüello realizada por Thomsen, derivada de un incidente menor”. Burlando luego explicó que esa indicación quiso decir: “Estás muerto”.

 

El segundo episodio, para el abogado, fue el presunto plan para el ataque, y cronometró los pasos hacia el crimen. Dijo que “Thomsen cruza, se lo ve furioso”, que Lucas Pertossi constató “si la zona estaba liberada” y que el “acuerdo previo se inició en la vereda de Le Brique”.

También detalló la mecánica del ataque en el capítulo 3. “Los acusados actuaron como un bloque. La coordinación facilitó el resultado: la consumación del plan homicida”, resaltó el letrado. Y, en el cuarto episodio, se dedicó a cómo escaparon los acusados: “Abandonaron la escena del crimen para empezar a aparecer en las cámaras”, dijo y se refirió al mensaje: “Caducó”. Y a lo que hicieron los imputados tras el crimen mientras a Fernando intentaban reanimarlo y, luego, lo declaraban muerto.

“Uno se pregunta por qué mataron: mataron por matar”

En su alegato, el abogado de los padres de Fernando Báez Sosa dijo que “hubo voluntad de matar y por eso mataron”. Y siguió: “Tendieron un verdadero cerco humano para actuar sobre seguro y tener la certeza de que su víctima no iba a poder contar con la ayuda que sus amigos quisieron ofrecerle, pero nadie pudo sortear ese cerco”.

Entonces, Burlando habló particularmente de cuatro de los rugbiers y sus roles. “La orden la impartió Ayrton Viollaz, dijo: ‘Es ahora’. No es algo menor dar una orden que provoca una muerte. Enzo Comelli y Ciro Pertossi avanzaron al objetivo y Máximo Thomsen hizo lo suyo. El resto de los verdugos cumplía su rol en el crimen: todos pegándole, todos matándolo, todos asesinándolo”.

El abogado continuó con su exposición remarcando el ataque por “la espalda, aprovechando su indefensión y sin riesgo para la manada”. Y fue literal: “Ni el peor de los cobardes haría algo así, estoy seguro y convencido. Accionaron un mecanismo que conocían y tenían aceitado. No improvisaron ni un solo movimiento: ya conocían el protocolo del manual de ‘Los demoledores’”. Lo dijo en referencia a cómo accionaban los rugbiers antes del crimen, según contaron testigos que sufrieron sus ataques en Zárate, de donde son oriundos, o los presenciaron.

Para hilvanar el relato, Burlando prosiguió: “Fernando cayó de rodillas, mientras se turnaban para darle un golpe, con la vida escapando en cada uno de ellos. Ciro Pertossi no tuvo que esforzarse en dar esa última patada porque Fernando ya era un cuerpo sin vida. Luego, vinieron los festejos. La organización de una reunión con flores, vino y marihuana”.

Y, entonces, el abogado se dirigió a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores que decidirá el futuro de los imputados: “Tras semejante acto salvaje no solo huyeron de la escena del crimen, sino que intentaron disfrazar el hecho con maniobras y acusaron a una persona que, sin tener nada en común con ellos, tuvo que padecer horas de angustia hasta que pudo esclarecerse su situación procesal”.

En relación a Pablo Ventura, el remero falsamente acusado, Burlando continuó: “¿Quién pagará por esas horas de angustia del joven Ventura y su familia?”.

Y redondeó: “Uno se pregunta por qué mataron: mataron por matar. Realmente es inexplicable. No les importó a quien. Su plan fue llevárselo de trofeo. La coordinación sincronizada de acciones les permitió construir una muralla infranqueable

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