Amina Mohammed se encontraba en Kabul como parte de una serie de reuniones que habían incluido escalas en Turquía, Qatar y Pakistán para debatir la situación en Afganistán con diplomáticos, la diáspora afgana y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).
“Se puso de manifiesto un claro consenso sobre la cuestión de los derechos de las mujeres y las niñas a trabajar y a tener acceso a la educación”, señaló un comunicado de Naciones Unidas, refiriéndose a las reuniones previas a la visita a Kabul.
En Kabul, se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores en funciones, Amir Khan Muttaqi, según un portavoz de la cartera.
Muttaqi declaró que la falta de reconocimiento oficial, las restricciones de viaje impuestas a los líderes talibanes y las sanciones bancarias estaban causando problemas y que la comunidad internacional debía abordarlos, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores. Añadió que las mujeres podían trabajar en salud y educación.
El gobierno talibán ordenó el mes pasado a las organizaciones de ayuda locales y extranjeras que no permitan trabajar al personal femenino hasta nuevo aviso. Afirmó que la medida, condenada en todo el mundo, estaba justificada porque algunas mujeres no se habían adherido a la interpretación talibán del código de vestimenta islámico.
La decisión se produjo días después de que las autoridades ordenaron a las universidades que no permitieran la entrada de alumnas.
Muchas ONG, algunas de las cuales llevan a cabo labores humanitarias en virtud de contratos con la ONU, interrumpieron sus operaciones a raíz de la prohibición. Algunas afirmaron esta semana que habían reanudado su labor en ámbitos como la salud, en los que las autoridades les habían asegurado que podían trabajar mujeres.