En la previa de su llegada al estadio porteño Luna Park, una cuenta pendiente que dejará saldada con creces el próximo domingo, la artista tropical Ángela Leiva sostuvo que «es un triunfo que todos quieran ser cumbieros o hacer cumbia porque está de moda».
Leiva, en el último tiempo, viene asentando con creces su proyección internacional, ya sea como invitada de Los Ángeles Azules en una importante gira por Estados Unidos, que incluyó escalas en estadios míticos como el Madison Square Garden de Nueva York.
Junto a las leyendas mexicanas, compartió recientemente presentaciones por Bolivia y Paraguay, países donde casi juega de local porque el público sabe de memoria canciones como «Karma» y «Amiga Traidora».
Antes de su presentación del próximo domingo, Leiva explicó por qué su llegada al Luna Park está estrechamente relacionada con su empoderamiento y con haber dejado con mucha resiliencia una historia de violencia de género.
En aquellos tiempos, en los que todavía no podía tomar consciencia sobre el calvario que estaba viviendo en manos de su expareja y mánager, sentía que no «estaba capacitada» para afrontar un desafío como ese: «Había cosas que no me sentía capaz de hacer, me había autodevaluado totalmente como mujer y artista».
«Es de público conocimiento que viví una historia de violencia de género y de violencia psicológica. En aquel momento sentía que un trapo de piso valía mucho más que yo y que, como artista, era incapaz de estar en un escenario como el que voy a habitar el domingo», sostuvo la cantante.
Hoy, con la mirada fijada en el tiempo presente, aseguró que «con muchísimo trabajo» podría haberlo «logrado antes» pero que «las cosas se dan cómo se tienen que dar. Sentarme en los programas a contarlo me ayudó con el proceso de superación y a poder verlo desde otro lugar. Y siento que soy la mujer y la artista que soy también por mi historia».