El presidente Alberto Fernández promulgó este martes la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial y sostuvo que «se trata de otro triunfo de la sociedad contra la hipocresía».
«El cannabis era para gran pare de la sociedad una palabra prohibida y de pronto empezamos a escuchar a unas madres que decían que hacía más llevadera la vida a sus hijos con problemas de salud», explicó el jefe de Estado.
El acto tuvo lugar en el Salón de las Mujeres de Casa de Gobierno y que contó con la presencia del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; legisladoras que impulsaron la ley como Carolina Gaillard y Mara Brawer, del Frente de Todos, y referentes del sector, entre ellos representantes de Mamá Cultiva, como Valeria Salech.
“Hoy estamos acá poniendo en marcha una ley que ha sido resultado de un gran consenso y hoy me toca promulgarla y es un día de alegría”, continuó el mandatario. Además, Alberto Fernández destacó la trascendencia del cannabis en el mundo en el que vivimos y agregó que para «el 2024 el mercado internacional del cannabis va a representar un mercado internacional de 42.700 millones de dólares».
«Con lo cual estamos dando un paso muy importante en términos industriales, farmacológicos y de salud», puntualizó Fernández y valoró la capacidad de generación de trabajo y el potencial exportador que tendrá el sector.
El pasado 5 de mayo, la Cámara de Diputados convirtió el ley el proyecto que establece un nuevo marco regulatorio para el cannabis medicinal y cáñamo industrial, con 155 votos afirmativos, 56 negativos y 19 abstenciones.
La iniciativa recibió el rechazo de parte de Juntos por el Cambio, la derecha liberal y miembros de otros interbloques. La ley brinda un marco regulatorio para la inversión pública y privada en toda la cadena del cannabis medicinal y complementa la actual legislación, la Ley 27.350, que autoriza el uso terapéutico y paliativo del cannabis.
En el caso del cáñamo industrial, apunta a legalizar los eslabones productivos, los de comercialización y sus subproductos. Además, contempla también la creación de una agencia reguladora, que oficiará como órgano rector y articulador de la cadena productiva del cannabis y tendrá a su cargo las múltiples instancias de regulación involucradas: la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame).
Esa entidad tendrá autarquía técnica, funcional y financiera y orbitará en el ámbito Ministerio de Desarrollo Productivo. Al momento de analizar las solicitudes de licencias para producir cannabis medicinal o industrial, la nueva agencia establecerá los requisitos y antecedentes que se solicitarán al peticionante, con el fin de «maximizar los controles destinados a prevenir actividades ilegales, incluyendo el lavado de activos».