Por qué la vitamina C es tan importante y cómo lograr que tu cuerpo la asimile mejor

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, pertenece al grupo de las vitaminas hidrosolubles , es decir, aquellas vitaminas capaces de disolverse en menor o mayor medida en agua).

Se trata de una vitamina que deriva del metabolismo de la glucosa ya que los seres humanos no disponemos de la enzima gulonolactonaoxidasa, implicada en la síntesis de ácido ascórbico.

Propiedades de la vitamina C

Antioxidante

Es una potente antioxidante con la propiedad de neutralizar radicales libres que son moléculas inestables derivadas de ciertas reacciones químicas y que podrían incidir en el desarrollo de multitud de patologías como; enfermedades cardiovasculares, cáncer o alzheimer. Por tanto, la vitamina C actúa como protector de las moléculas estables y ayuda a que los cambios degenerativos que puedan sufrir las células con el paso del tiempo se retrasen (es decir, retrasan el envejecimiento celular).

Síntesis de colágeno

Otro papel fundamental de la vitamina C es un participación en la síntesis de colágeno, así te imaginarás la importancia que tiene para la salud de nuestros huesos, cartílagos, ligamentos y tendones, además de proteger la integridad de las paredes celulares ayudando a sanar heridas y tejidos.

Absorción de hierro

La vitamina C nos ayuda en la absorción del hierro no hemo (hierro procedente de alimentos vegetales). Así que si tomas un plato de lentejas que ya sabes que son ricas en hierro, potencia la absorción del mismo añadiendo de acompañamiento una buena ensalada (con tomate, frutas, pimiento…).

La vitamina C y los resfriados

Muchas veces habrás oído que tomar mucha vitamina C previene los resfriados, siento decirte que es un mito. Aunque existen algunos estudios que sugieren (todavía queda mucho por ver) que la vitamina C aumenta el volumen en sangre de las citoquinas que nos ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunitario.

Vamos, que podemos decir que no son una solución al resfriado pero al menos ayuda a que nuestro cuerpo responda mejor a la infección.

Las dosis recomendada de vitamina C son de 75 mg/día en mujeres y 90 mg/día en hombres y se cubre fácilmente con una dieta equilibrada consumiendo unas 5 piezas de fruta y verdura al día.

Hay una parte de la población más vulnerable a sufrir deficiencias de vitamina C, se da en determinados estados como la diabetes, la pancreatitis aguda, el infarto de miocardio, la fiebre, las infecciones virales, la actividad física extrema, el tabaquismo y el estrés y se han detectado algunos casos en alzheimer.

La deficiencia de esta vitamina causa escorbuto, una enfermedad que produce hemorragias subcutáneas y en las encías, inflamadas de los folículos pilosos, debilidad muscular, deficiencia en la cicatrización, pérdida del cabello, piel seca y alteraciones neuróticas.

¿Dónde encontramos la vitamina C?

Los cítricos ya sabes que son una excelente fuente de vitamina C pero las verduras como el pimiento rojo (que es supercampeona en vitamina C), el brócoli, la coliflor, las espinacas, el kiwi, las fresas y los tomates también son fuentes importantes.

Debes de tener además en cuenta que la vitamina C se oxida fácilmente. Esto no va a significar que tengas que tomar el zumo de naranja corriendo por si se pierden las vitaminas (otro mito). Solo procura cocinar el tiempo justo los alimentos y mucho mejor si las cocinas al vapor, de esta manera la vitamina C no pasará al agua (en el caso de cocerlas).

 

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