El Día Mundial contra la Esclavitud Infantil tiene se origen en el año 1996 luego del asesinato de Iqbal Masih de apenas doce años, en Pakistán.
Desde su primera infancia fue explotado en fábricas de alfombras y a sus diez años se unió a un grupo de activistas contra la explotación infantil.
Su lucha sirvió para que otros niñas y niñas dejen de ser explotados. Y para que muchas de esas fábricas sean cerradas.
En América Latina 12, 5 millones de niños, niñas y adolescentes están en condición de trabajo infantil y el 77% realizan trabajos peligrosos.
Si bien persisten en el imaginario colectivo muchos mitos en torno al tema que de una u otra manera están al servicio de justificar la explotación del trabajo de niños, niñas y adolescentes, debemos precisar que en la Argentina es un grave delito.
Existen, por lo tanto, un conjunto de leyes, pactos, convenios y resoluciones que ratifican el interés superior de los niños y niñas como sujetos de Derecho y a su vez protegen a los y las adolescentes que a partir de los 16 años pueden realizar determinadas tareas en el marco que la ley indica.
No obstante, es sabido que muchas empresas incurren en determinados delitos que atentan contra la salud, la educación, la recreación y el bienestar de la infancia.
También la trata y la explotación sexual de las infancias y adolescencias es otro grave delito que atenta contra la libertad y el desarrollo de sus vidas.
El aprovechamiento de la vulnerabilidad, de las necesidades y en algunas ocasiones de una etapa crítica de su evolución psíquica son algunos de los factores que inciden en la captación y explotación. Y que provocan serias consecuencias en la integridad psicofísica.
Por tal motivo es que en esta fecha hacemos un llamado a la reflexión, prevención y visibilización contra todas las formas de esclavitud renovando a través de nuestras acciones cotidianas la lucha y el compromiso con la restitución de derechos.