Un flechazo, una mirada que se cruzó en un pasillo de un canal de televisión y el llamado de algo intangible que brotó en el interior de ambos. Guillermo Andino y Carolina Prat son protagonistas de una trama maravillosa, que se originó hace mucho tiempo y que sigue vigente.
El hombre de América se topó por casualidad con la modelo en 1995 en los recovecos de El Nueve, ese mismo día la invitó a caminar e iniciaron la charla, que se extendió con una cena en un restaurante de Recoleta y que en definitiva los imantó para siempre.
Desde ese punto, Guillermo y Carolina edificaron una pareja hermosa, que se comprometió con el sello del casamiento, con una boda muy intensa y coqueta que celebraron en el 2000. Nunca más se separaron, ni tomaron caminos distintos, siempre encontraron acuerdos.
Del amor inconmensurable de Andino y Prat aterrizaron a este mundo tres hijos: Sofía y Vicky, tienen 21 y 15 años, mientras que Ramón recién transita por la niñez con seis añitos. Así configuraron un clan espléndido, que comparte cientos de aventuras.
Tal es el sentimiento de emoción por la familia, que hace unos meses Guillermo contó que le rondaba la idea de volver a ser padre a sus 54 años. “La adrenalina es eso, criar tres hijos que amamos locamente y que después de 21 años de estar juntos construimos la producción más importante de nuestras vidas”, describió.
Respecto a la conexión instantánea que surgió en la década del 90, Carolina relató una sensación intangible e inexplicable: “Cuando me miró a los ojos me pasó algo muy fuerte en el alma, sentía que me iba a casar y a tener hijos con él”.
Lo cierto es que Sofía empezó de muy chica a incursionar en el mundo del modelaje con participaciones en campañas gráficas y se sumó a la agencia de Lorena Ceriscioli, que se llama Lo Management. No obstante no descuida los estudios, por eso Carolina aclaró: “Confío en ella plenamente, pero primero está el estudio”.
La otra joven del matrimonio, Vicky, también se lanzó como modelo y desea sumergirse en el universo de los medios de comunicación. Todas cuentan con el apoyo de sus padres, que las guían y las aconsejan.