Cansados de no tener luz, armaron un negocio con $400.000 y hoy facturan $40 millones

“A Papá le cambió la vida porque a la madrugada va al baño y no tiene que buscar más el inodoro con el pie. Le pusimos paneles solares y eso le permite tener luz”, le comentó el veterinario Carlos Roldán, hace tres años, a su amigo Hugo Martínez, economista, durante una tarde de domingo de pesca en el río Corrientes. Los había comprado en un viaje a Santiago del Estero.

Tras el comentario, ambos amigos se preguntaron por qué tener que viajar para ir a comprarlos si es algo que podían hacer en Corrientes. Así surgió la idea de crear una empresa de energía renovable y, con una inversión, inicial de 400.000 pesos nació: Luz Verde, firma que comercializa, entre otros productos, paneles solares a establecimientos rurales.

 

“El crecimiento fue exponencial. A pesar de que estamos recién en los comienzos, en nuestro tercer año de vida estimamos facturar el doble que el año pasado, que serían unos 40 millones de pesos. Nuestra inversión inicial es lo que actualmente en una instalación ganamos”, contó Hugo.

“La idea era buenísima, pero la pregunta era cómo íbamos a hacer para instalarlos y lograr que funcionen al ser nosotros un veterinario y un economista. Nos dimos cuenta de que necesitábamos una pata técnica”, agregó.

Así fue como contactaron a Ramiro que, además, de ser el hermano de “Carlitos”, estaba terminando la carrera de ingeniero electromecánico a quien le entusiasmó la idea. “Viajé a hacer un curso de bombeo solar a Buenos Aires para interiorizarme más sobre el tema. A mí, por mi profesión, me gustaba mucho y hacía al menos dos años ya había empezado a leer y conocer sobre los equipos, pero tenía que especializarme”, detalló Ramiro.

El 31 de enero de 2019 firmaron el estatuto. “Fuimos al Banco de Corrientes y les prometimos que íbamos a poder pagar un crédito y lo conseguimos”, contaron. Sus comienzos fueron en el primer piso del garaje de Carlos en donde montaron una especie de taller y showroom en Mercedes.

Como no tenían soportes para los paneles, Hugo señaló: “Contactamos a un herrero para qué nos llevará una estructura de hierro, que era pesadísima y la teníamos que cargar entre nosotros en la camioneta de mi hermano. Hoy, en cambio, las compramos a una empresa de Buenos Aires que se dedica a eso, desarmadas y las montamos acá”.

Ramiro indicó: “Como todavía no sabíamos, empezamos comprando paneles a revendedores, pero ellos ya le agregaban una diferencia y la ganancia era muy poca”.

Seis meses después, en junio, tuvieron su primera instalación en un campo de dicha localidad. “Era nuestro comienzo, pusimos algo que funciona, que prendió la luz y el cliente quedó contento. Para nosotros era algo único”. El segundo cliente llegó en agosto, se instalaron unas bombas en Entre Ríos. A partir de allí, como dicen ellos: “Arrancamos”.

Con orgullo señalaron que, después de tanto trabajo, tienen que alquilar un galpón de 200 metros cuadrados y compran los paneles en palet, siendo que antes compraban por unidad”

El primer año hicieron ocho instalaciones, con una instalación cada mes y medio, pero al año siguiente, a pesar de la pandemia y las restricciones, el saltó fue exponencial, con al menos una por semana. Llegaron a 50 y este año esperan superar las sesenta.

“Nosotros no competimos con el pueblo porque, como está muy subsidiada la energía eléctrica es muy barata en la Argentina, sino que le damos servicio a campos y establecimientos a los que la energía no llega”, explica Hugo. Actualmente venden Kits solares, Sistemas de Back up, Bombas y termotanques solares.

“Nos falta un montón, estamos recién arrancando, pero ya ganamos un nombre”, afirmaron con entusiasmo los socios.

La Nación

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